Ya en el siglo XII los monjes de Cluny cultivaban uvas en la ribera del río Duero para producir vino. La Ribera del Duero está en el corazón de Castilla-León, la vieja tierra de castillos. El subsuelo de casi todos los pueblos está prácticamente hueco, con cuevas excavadas para almacenar el vino, ya que garantizan perfectas condiciones de humedad y temperatura.
Aunque muchas bodegas han caído en desuso, algunas han sido recuperadas para visitas o para la producción de vino. Visitar una vieja bodega que ha permanecido funcionando desde hace siglos y beber allí un vaso de vino es una experiencia inolvidable.